Quizás por razones sicológicas o por imprevisión, es común que los seres humanos se lancen a aventuras nuevas sin tener la preparación adecuada. Con el tiempo miran atrás y descubren que si hubieran tenido ciertos conocimientos, probablemente sus acciones hubieran sido diferentes.
Por: Laura Charry – La República
1.Vender lo que el emprendedor quiere
Dave Markham comenzó una empresa de viajes de aventura ofreciendo planes que se acomodaban a sus gustos y habilidades, pero poca gente se inscribió. La cuestión estaba en averiguar lo que la gente quería. Como no tenía el dinero suficiente para pagar a una empresa encuestadora, estableció una línea gratuita para que los clientes potenciales le contaran qué les gustaría hacer en unas vacaciones de aventura, así descubrió la mejor manera de ofrecer buenas opciones de viajes.
2. Plan de negocios no escrito
Patricia Creedon, gerente de una compañía de contactos eléctricos, estaba tan ocupada con sus deberes del día a día, que no tenía tiempo para escribir su plan de negocios, y pronto se dio cuenta de que no era suficiente con tener las ideas en la cabeza. Cuando su compañía tuvo problemas financieros necesitó desesperadamente ese plan escrito para así atraer a los inversionistas «Escribir un plan me ayudó a ver más allá y a no perder el foco» dijo Creedon.
Según el autor, un plan de negocios comienza con una explicación de los objetivos de la compañía y por qué se espera el éxito. Si la idea es conseguir capital, el plan debe explicar como se obtendrá y se utilizará el dinero.
3. No conocer sus fortalezas
Cuando Jo Ann Fisher, inició su empresa de servicios secretariales, aceptaba desde redactar documentos complicados hasta hacer diseños gráficos. Pronto descubrió que los clientes no entendían el tiempo que le tomaba hacer folletos y comenzaban a quejarse sobre el precio, mientras que los escritos que lso escritos que redactaba sí eran apreciados. «Debí haber tenido el valor de concentrarme desde el principio en lo que más me gusta, es decir, escribir», confesó Fisher.
Desde que renfocó su negocio, esta empresaria no se «estresa» tanto haciendo las cosas que más le cuestan, ya que por ellas cobra más.
4. No saber, y no preguntar
Jennifer Jackson, decidió comenzar su empresa de eventos porque le gustaban los actos sociales pero no sabía nada al respecto y tampoco se atrevía a preguntar, temiendo que sus clientes o la competencia pensaran que ella era incompetente. «Siempre fuí independiente por eso aprender a pedir ayuda fue mi mayor desafío» explicó Jackson.
Pronto entendió que para que su negocio prosperara tenía que superar su inseguridad. De ahí en adelante comenzó a preguntar y descubrió que otros colegas estaban pasando por la misma situación.
5. No capacitarse antes de comenzar
Cuando Ron Schmitz, compró una fábrica de vitrinas sabía mucho sobre como hacer vitrinas, pero nada sobre gerencia. Al principio estaba totalmente desubicado, luego descubrió que había muchos seminarios que le podían servir pero, como no tenía tiempo, decidió comprar un curso en casettes que podía ir escuchando a todo momento.
6. No vivir dentro de sus medios
Como muchos principiantes, Maureen Murphy, estaba insegura sobre sus ingresos y gastos cuando abrió su empresa de mercadeo en Santa Mónica, California «Al comienzo gasté más de la cuenta, en especial proque no pude hacer buenos cálculos», dijo. La falta de un presupuesto realista mantuvo su empresa estancada por largo tiempo, hasta que, con la ayuda de un programa de contabilidad simple, puso su negocio en el camino del éxito.
7. Ignorar que «el efectivo» es el rey
Tener efectivo suficiente para pagar las cuenats es el desafío de cualquier compañía nueva, y así lo fue para Paul Hsu, cuando fundó su empresa agrícola. Empezó con una inversión de US$20.000 por acre y esperó la cosecha para poder vender sus productos entre US$45 y US$65 por libra. Cómo la liquidez no era contínua, Hsu compraba a otros agricultores y hacía préstamos de amigos y familiares, hasta que su compañía calificó para grandes préstamos empresariales. Hoy, Hsu Ginseng Entreprises es una compañía de 20 millones de dólares.
8. No tener un plan de marketing
Después de haber escrito su plan de negocios, Kathy Donoghue y July Nevins creyeron que estaban listas para comenzar su negocio de consultorías. Aunque su plan contemplaba una sección de mercadeo, se dieron cuenta de que era necesario hacer proyectos específicos de marketing para cada uno de los servicios que ofrecían.
El autor afirma que un plan de marketing debe incluir el tamaño del mercado, la participación que se espera alcanzar, información sobre la competencia, un presupuesto y cronograma para la campaña.
«Todos los dueños / gerentes de los negocios creen que tienen el mejor producto o servicio y que todo el mundo se dará cuenta de ello, pero con un negocio nuevo uno mismo debe promocionarse», aclaró Donoghue.
9. No asignar presupuesto para el marketing
Como varios empresarios nuevos Pearl White, no tenía un presupuesto para marketing cuando abrió su firma consultora en Irvine, California, así que usó la ingenuidad y la persistencia para obtener el dinero que le faltaba «Cualquier poquito de marketing ayuda» aseguró White, quien comenzó repartiendo volantes en los que describía sus servicios y su ubicación. Repartía personalmente los volantes en las oficinas cerca de la suya y se unió a la cámara de comercio local, lo cual le sirvió para promocionarse y convertirse en una de las líderes del mercadeo en su región.
10. No delegar
Cuando Richard Yobs, abrió su tienda de pinturas y papel tapiz en Denville, New Jersey, intentó hacerlo sólo. Hacía el trabajo del vendedor, en lugar de contratar a alguien para que así el pudiera dedicarse a conseguir nuevos clientes. «hasta que no aprendí a delegar no pude hacer que mi negocio creciera» dijo Yobs, quien tuvo que dejar atrás su prejuicio de que los empleados no hacen las cosas como él.
Desde entonces, este empresario no sólo ha entrenado empleados para que trabajen como vendedores, sino también en el servicio del cliente «Ahora puedo decirles- adiós me voy a descansar-«.